jueves, 13 de enero de 2011

La emboscada

Ahbna escuchó el retumbante sonido que se abrió paso por todos los rincones de la montaña. Los cuernos habían sonado. No recordaba la última vez que había escuchado su sonido, tal vez ni siquiera había nacido cuando pasó, pero, a pesar de todo, ahí estaban, sonando sin parar, dando la voz de alarma sobre las Rocas Nocturnas.
Sin perder tiempo, se embutió en su armadura y metió su espada en el cinturón, casi a tientas. A punto estuvo de caerse por prepararse de forma descuidada. Inmediatamente después, se incorporó a la fila improvisada de soldados, apostada frente a la entrada. Al mando de aquel destacamento, se encontraba el capitán Iurva.
— ¡Escuchadme bien! —Clamó éste, dejándose la garganta en cada palabra—. ¡El momento que tanto se temía ha llegado!
Los hombres comenzaron a murmurar entre ellos, haciéndose infinidad de preguntas sobre lo que podía estar sucediendo.
— ¡Los hombres de las llanuras han salido, y se encuentran a nuestras puertas! —Volvió a hablar el capitán—. ¡Esta noche libraremos nuestra última batalla! —Se mantuvo en silencio unos instantes. Acto seguido desenvainó su espada y la alzó al cielo—. ¡Es posible que perdamos! ¡Y que muchos de nosotros no regresemos a nuestros hogares! ¡Pero no dejaremos este sitio en sus asquerosas manos!
— ¡Rocas Nocturnas! —Respondieron los hombres al unísono.
La formación, que constaba aproximadamente de unos cuarenta hombres, se dispersó en pequeños grupos, los cuales se mantuvieron a la espera de que los guardias abrieran los portones. Mientras aguardaban, todos pudieron escuchar débilmente como los pasos del enemigo iban cobrando fuerza a medida que pasaba el tiempo.
Ahbna se encontraba en uno de los grupos encargados de proporcionar cobertura a los que iban en primera línea de combate. Miró hacia arriba y contempló como la luna se erguía en lo alto del firmamento, siempre acompañada por sus fieles servidoras las estrellas.
En un momento dado comenzaron a oírse los primeros zumbidos de las rocas, surcando el cielo en dirección a los enemigos. Los lanzapiedras eran de media distancia y tenían como finalidad diezmar a los asaltantes a fin de equilibrar la batalla. Había uno por balcón, pues debido a su enorme tamaño y a la complejidad de la estructura del lugar, no daba lugar a la colocación de más unidades.
Luego el chirrido de las cadenas dio paso a la apertura del portón, y en ese preciso instante, los soldados se abalanzaron hacia el exterior. Primero salieron al encuentro los tres primeros grupos de ataque, luego le tocó el turno a Ahbna y a los demás, y por último, un pequeño grupo permaneció custodiando la puerta mientras esta se volvía a cerrar.
Con las espadas desenvainadas, acudieron al encuentro de los invasores. Las primeras víctimas aparecieron casi al instante, y pronto el suelo de tiñó con la sangre de ambos bandos. Ahbna ensartó su espada en varias ocasiones en los cuerpos de quienes intentaban atacar a la primera línea desde otros flancos. El resto del grupo le imitó poco después.
Aún pese a poseer ventaja y diezmar a los enemigos, primero con las enormes rocas y luego con el grupo de guerreros, los hombres no tardaron en empezar a retroceder. Los lanzapiedras no podían actuar desde tan corta distancia, y menos con aliados y enemigos mezclados por igual, y los guerreros aliados, pese a ser superiores en número, demostraron una habilidad inferior en el manejo de las armas.
— ¡Vienen más enemigos! —Había oído gritar a pleno pulmón a uno de los centinelas apostados en los balcones.
Ahbna oteó más allá de las figuras que le rodeaban en todas direcciones, y vislumbró una serpiente de fuego que avanzaba con lentitud hacia ellos. No era demasiado visible, pero era suficiente para saber que, en cuanto llegaran, tal y como estaban ahora, serían masacrados.

2 comentarios:

  1. Interesante puesta en escena. Sencilla, sin demasiados detalles, pero completa. A mí siempre me fue difícil describir una pelea; pecaba de ser demasiado explícita y todo lo que escribía terminaba pareciendo un guión (es decir, aburrido y sin nada de sentimiento). Esto no. Me gusta ^^
    Pero como no sólo de halagos vive el escritor, también tengo que decir que vi algunos fallos, bastante tontos, del tipo de fallos que se tienen cuando se escribe rápido y al revisar se pasan por alto (a mí me pasa como mil veces. Leo y leo, y yo lo leo bien, pero sigue mal escrito). Ahora sólo me doy cuenta de este: "Los hombres comenzaron a murmurar entre ellos, haciéndose infinidad de preguntas sobre lo que podía estar sucediendo". Me suena mejor "podría" que "podía", pero igual soy yo. En fin, tonterías, que ni siquiera son erratas. xD
    Ahora no sé si voy de lista también (que no sería tan raro, dada la hora que es), pero el primer y segundo capítulos están escritos uno por cada uno, ¿no? Pregunto porque no estoy segura de si lo hacíais así, intercalados, pero noto diferencia entre la forma de escribir ambos. No sé.
    El caso es que me gusta :) Pero ahora me tengo que ir a dormir antes de que mi cerebro se funda, así que lo retomaré en breve. ^^
    Buen trabajo, Sombra Verde! (o Sombra y Verde)

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  2. Hola, Shinju-san, nos han gustado mucho tus comentarios (sí, los tres), y nos alegra que te guste la historia. Ahora pasamos a escribirte cómo va la cosa:

    - Respondiendo a tu pregunta, sí, cada uno escribe un capítulo, y, aunque procuramos que no haya diferencia, es inevitable que cada uno tenga su estilo.

    - Como explicamos en el primer artículo del blog, esto es una novela improvisada (sobre todo estos primeros capítulos), así que no corregimos. Escribimos y, como quede, lo subimos. Nos divertimos mucho escribiendo así, sin ataduras, aunque luego en nuestros trabajos en solitario somos mucho más perfeccionistas, pero aquí no. Aquí todo lo que leas va a ser espontáneo.

    Un saludo, y esperamos que sigas mostrando ese interés, porque nos agradan mucho vuestras opiniones.

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